Project Description

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Cuando hablamos del “espíritu del Camino” muchas veces no somos capaces de explicarnos. Por aquello de que es un concepto inmaterial, porque es una expresión algo manoseada o simplemente porque las entendederas se nos bloquean de tanto pensar en la grandeza del Camino. Por eso recurrimos al ejemplo de Grañón para ello. Para miles de peregrinos y hospitaleros, Grañón es la referencia de lo que algunos entendemos por «espíritu del Camino». No solo por su emblemático Albergue de San Juan Bautista del que os hablamos a continuación largo y tendido. Tambien porque siendo uno de los pueblos que menos dinero ha ganado en el Camino, es de los que más se han implicado con los peregrinos y con su albergue parroquial. Por algunos de sus vecinos como José Ignacio, el cura impulsor del citado albergue o Ernesto, el dueño del segundo albergue que se abrió en la localidad, (también de donativo) y que pasó varios inviernos de su vida atendiendo el albergue parroquial y trasladó su generoso ofrecimiento a su casa (la de las sonrisas). O por los cientos de hospitaleros voluntarios que han pasado desde hace un cuarto de siglo por Grañón para atender a los peregrinos que hacían noche en este pueblo y que han recuperado lo que ahora llamamos «hospitalidad tradicional» que tampoco sabemos muy bien lo que es pero lo intuimos.

De Grañón tambien hay que contar la conocida como Leyenda de los Valientes. En este caso no tiene nada que ver con el Camino. Hace siglos los vecinos del municipio y los de Santo Domingo de la Calzada se disputaban la propiedad de una fértil dehesa. Dilucidaron el contencioso con una pelea entre dos vecinos de cada localidad elegidos por su fuerza y bravura. Cuentan que el calceatense fue alimentado durante semanas con las mejores viandas mientras el de Grañón (Martín García) siguió trabajando sus tierras con la dieta habitual (alubias principalmente, conocidas como caparrones en La Rioja). Llegada la hora del combate, el vecino de Santo Domingo se presentó embadurnado en aceite para que su contrincante no pudiera agarrarle; pero sí lo pudo hacer por el único sitio posible: «el cacas» (el ano). Por ahí lo levantó y lo mandó bien lejos dándosele por ganador y desde entonces gracias a Martín García la dehesa pertenece a Grañón. A esa dehesa hemos ido algunos a hacer leña con los vecinos para calentar la estufa del albergue de San Juan Bautista, que como veis está presente en todo momento en Grañón. En agosto se celebra una romería en la Cruz de los Valientes en la que se dejan flores en honor a Martín García y se comen caparrones a su salud.