¿Tiene sentido hacer el Camino de Santiago en autobús?

Camino en autobús

Esta entrada en nuestro blog tiene por objeto reflexionar sobre la gran cantidad de peregrinos que en los últimos años utilizan el transporte público (autobús o tren, principalmente) en vez de caminar o pedalear. Más de 25 grados de temperatura, menos de 10 o una mínima precipitación de lluvia suelen ser excusa suficiente.

Nos parece un gran error que cada dia se difunde con mayor frivolidad. Y no lo decimos por una concepción fundamentalista o purista de la peregrinación, ni porque suponga renunciar a la Compostela o engañar para obtenerla. Simplemente porque las trampas nos las hacemos a nosotros mismos. Montarte en un tren o el coche de un voluntarioso vecino o hacer el Camino en autobús no hace más que romper la dinámica de la peregrinación, esa suerte de meditación en movimiento con tu vida a cuestas en una mochila, tus pensamientos, la luminosa ausencia de los mismos en algunos instantes y tantas bondades de las distintas rutas a Santiago.

CAMINO EN TRANSPORTE PÚBLICO

Es montarte en el bus o el tren y romper con toda esa magía que se ha ido acumulando durante jornadas de peregrinación y que nunca recuperarás de la misma manera. No queremos ponernos muy tremendos, ni trascendentales, nadie va a sufrir ningún castigo divino ni terrenal por utilizar un transporte en el Camino, el perjucio es para el propio interesado. Muchas veces tiene que ver con las prisas (el tiempo calculado hasta la última hora que dedicamos a hacer un Camino). Pensamos que es mejor peregrinar lo que nuestro cuerpo y las circunstancias determinen. Y retomar el Camino donde lo hayamos concluido en otro momento de nuestras vidas. Al fin y al cabo es el Camino en sí mismo el que tiene sentido (a veces más que ninguna meta).

La excepción la vemos en algunas de las tres barcas de pago que de forma muy mayoritaria solemos utilizar los peregrinos en el Camino del Norte, las de Pasajes San Juan en Gipuzkoa y Somo en Cantabria y la no tan necesaria de Santoña a Laredo (el itinerario de mayor valor histórico por el interior supone la misma distancia practicamente) en Cantabria. Son los únicos casos (entre los caminos más concurridos); esas dos barcas en el Camino del Norte, en los que subirse a un vehículo a motor le vemos oportuno e incluso necesario. Podemos pensar que ser transportados por el mar y evitar un rodeo de decenas de kilómetros les confiere cierto sentido. Las alternativas practicamente han desaparecido en lo que tiene que ver con indicaciones y alojamientos habituales de peregrinos. En esas dos jornadas del  Camino de la Costa nos referimos.